Que las experiencias emocionalmente adversas tienen un efecto real, intenso y a largo plazo, es algo sobre lo que se ha acumulado tanta evidencia que no debería generar dudas, y más si esas experiencias se han producido en la infancia. Este nuevo estudio ahonda en ese conocimiento y nos muestra que los cuerpos de los niños que sufren violencia muestran

una edad epigenética o celular mayor, así como un desarrollo puberal más avanzado de lo que se esperaría dada la edad cronológica del niño

, pero si los chavales sufren carencias alimenticias ocurre lo contrario,

los cuerpos de los jóvenes que viven en entornos desfavorecidos responden conservando recursos y retrasando el desarrollo reproductivo.

Estos desarrollos patológicos tienen sus consecuencias y están asociados con problemas como el cáncer, las afecciones cardiovasculares, la obesidad y el deterioro cognitivo, por lo que la etapa de la pubertad podría usarse como un marcador especialmente útil para identificar a los jóvenes que pueden necesitar servicios de salud más intensivos.

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Artículo original de universitam.com

Los niños que sufren abuso tienen más probabilidades de envejecer más rápido, mientras que aquellos que padecen inseguridad alimentaria o negligencia pueden desarrollarse más lentamente, según una nueva investigación dirigida por la Universidad de Washington.

La violencia, el abuso psicológico o emocional, la privación y el abandono (experiencias adversas en la infancia) pueden afectar tanto el desarrollo epigenético o celular, como el envejecimiento y el desarrollo biológico, según el estudio. El nuevo estudio relaciona la exposición a la violencia en la infancia con el envejecimiento acelerado, y demuestra que las diferentes formas de adversidad durante la infancia tienen diferentes impactos en el proceso de envejecimiento.

“La exposición a la violencia en la niñez acelera el envejecimiento biológico en niños de hasta 8 años”, dijo Katie McLaughlin, ahora profesora asistente en la Universidad de Harvard que dirigió el estudio mientras estaba en la facultad del Departamento de Psicología de la Universidad de Washington. “Nuestros hallazgos sugieren que algunas formas de adversidad temprana aceleran el proceso de envejecimiento que comienza muy temprano en la vida, lo que puede contribuir a las altas tasas de problemas de salud comúnmente observados entre los niños que experimentan adversidad”.

El estudio fue publicado en línea el 26 de septiembre en Biological Psychiatry.

Cerca de 250 niños y adolescentes de 8 a 16 años participaron en el estudio. A través de entrevistas y encuestas con niños y padres, así como con muestras de saliva para el análisis de ADN, los investigadores determinaron la cantidad y el tipo de eventos adversos de la vida que cada niño había experimentado, junto con las etapas de la pubertad a las que habían ingresado. Los investigadores examinaron las asociaciones entre los tipos de adversidad con el desarrollo epigenético, o celular, de la edad y de la pubertad.

De los participantes, alrededor de una cuarta parte dijeron que habían sufrido abuso sexual y alrededor del 42 por ciento habían sufrido abuso físico. Las formas de privación fueron ligeramente menos comunes en el grupo de estudio, por ejemplo: aproximadamente el 16 por ciento dijo que había experimentado inseguridad alimentaria. En total, el 48 por ciento de los participantes eran niñas, el 61 por ciento eran jóvenes de color y el 27 por ciento eran de bajos ingresos.

El estudio encontró que los participantes con mayor exposición a la violencia mostraron una edad epigenética o celular mayor, así como un desarrollo puberal más avanzado de lo que se esperaría dada la edad cronológica del niño. En otras palabras, los niños y adolescentes que sufrieron abuso se estaban desarrollando más rápido que aquellos que no lo habían hecho. Estas relaciones no se explicaron por las diferencias en raza / etnia o estatus socioeconómico , que también se relacionaron con el inicio temprano de la pubertad.

La teoría de la historia de la vida , señala el documento, sugiere que los humanos (y otros organismos vivos) que están expuestos a amenazas en una edad temprana pueden reaccionar biológicamente al madurar más rápido para alcanzar la madurez reproductiva. (Las niñas, por ejemplo, podrían comenzar a menstruar a una edad más temprana). Al mismo tiempo, según la teoría, los cuerpos de los jóvenes que viven en entornos desfavorecidos responden conservando recursos y retrasando el desarrollo reproductivo. El nuevo estudio es consistente con esa teoría, escriben los autores.

Además, los investigadores analizaron los posibles vínculos del envejecimiento celular y el desarrollo puberal con síntomas de depresión. El estudio encontró que el envejecimiento epigenético acelerado se asoció con niveles más altos de depresión y ayudó a explicar la asociación entre la exposición a la violencia y los síntomas depresivos.

Entre los adultos, la edad epigenética acelerada se ha relacionado con el cáncer, las afecciones cardiovasculares, la obesidad y el deterioro cognitivo. Y el inicio temprano de la pubertad se ha asociado con resultados de salud negativos más adelante en la vida. Los investigadores están explorando si las intervenciones con estos jóvenes, mientras son jóvenes, afectan su salud como adultos.

“La edad epigenética acelerada y la etapa puberal podrían usarse para identificar a los jóvenes que se están desarrollando más rápido de lo esperado dada su edad cronológica y que podrían beneficiarse de la intervención. “La etapa de la pubertad es un marcador especialmente útil porque es fácil y económico de evaluar por los proveedores de atención médica, y podría usarse para identificar a los jóvenes que pueden necesitar servicios de salud más intensivos”, dijo McLaughlin.

Otros autores del artículo fueron Jennifer Sumner, del Centro para la Salud Cardiovascular del Comportamiento en la Universidad de Columbia, Irving Medical Center; Natalie Colich de Harvard; y Monica Uddin y Don Armstrong , ambos de la Universidad de Illinois. El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud.