En un mundo que se mueve al ritmo frenético de las exigencias, donde el eco de "tengo mil cosas que hacer" resuena en los corredores de nuestras mentes como un mantra moderno, a veces necesitamos detenernos. Hacer una pausa. Respirar profundamente y escuchar más allá del ruido, más allá de la prisa que nos impulsa a correr sin mirar. Es en ese momento de quietud donde podemos encontrar claridad, un espacio para reflexionar sobre lo que realmente importa.

Ángel Martín compartió recientemente sus pensamientos sobre esta frase tan común, arrojando luz sobre una perspectiva que a menudo olvidamos en el tumulto de nuestra rutina diaria. Su mensaje, una invitación a reconsiderar nuestra relación con el tiempo, las prioridades y, más profundamente, con nosotros mismos, merece ser compartido. No solo como un recordatorio de que no todas las tareas poseen la misma urgencia, sino como un llamado a reconocer el poder de nuestras palabras y pensamientos en la construcción de nuestra realidad.

Este relato no es solo una reflexión, es una guía hacia una vida más consciente y meditada, donde la decisión de qué es urgente y qué no se convierte en la brújula que nos dirige. Es un testimonio de que, al final, la vida no se trata de cuántas cosas logramos hacer, sino de la importancia y el significado de lo que elegimos hacer.

Así pues, para escapar de la vorágine de pensamientos y la interminable lista de tareas, te sugerimos incorporar a tu día a día la práctica de meditación "El cuenco que acalla la mente". Esta técnica te ayudará a calmar tus pensamientos y a incorporar pausas conscientes en tu rutina, permitiéndote enfocar tu energía en lo que verdaderamente deseas, en vez de en tareas prescindibles y autoimpuestas. Y si te interesa profundizar en la transformación de pensamientos, no te pierdas "Cómo aceptar y transmutar los pensamientos limitantes en resultados positivos" y descubre cómo salir de la "cárcel mental" en que vivimos.

Por último, te compartimos este verdadero "informativo de vida", que va más allá de simples anécdotas para tocarnos profundamente. Porque en la simplicidad de sus palabras, encontramos una verdad universal: en la vida, como en todo, menos es más. Y a veces, lo único que necesitamos hacer es prepararnos un salmón a la plancha y recordar que "más vale pájaro en mano que ciento volando".

¡Disfrútalo!

Transcripción

Muy buenos días, noches, si me ves desde el otro lado del charco.
Miércoles 31 de enero, es el Día Internacional del Mago y de la Cebra,
y si cumples años hoy, felicidades, ¿vale?
El fondo es distinto, sí, no preguntes más, da igual.
Estoy intentando reubicar las cosas para intentar descubrir
si puedo construir una cosa que quiero construir.
Dame tiempo, hostia.
Y el informativo de hoy, hoy es un poco noticia de vida, ¿vale?
Noticia de vida, porque tiene que ver con algo que me pone muy nervioso
cada vez que lo escucho.
Ayer escuché otra vez a alguien decir que tengo mil cosas que hacer,
y eso me da la pista de que no ha leído detrás del ruido,
y a lo mejor se está perdiendo una herramienta que le vendría bien.
Entonces, te lo cuento, por si eres de esa gente que dice
que tengo mil cosas que hacer, déjame explicarte algo.
No todo es igual de urgente, ¿vale?
Grábatelo a fuego, te lo cuento bien.
Nos hemos acostumbrado a decir tengo mil cosas que hacer
cuando en realidad es mentira.
Nadie tiene mil cosas que hacer.
Ni siquiera la persona más ocupada del mundo, que ya te aseguro
que no somos ni tú ni yo, tiene mil cosas que hacer.
De hecho, no descarto que si hiciéramos las cuentas reales
de cuántas cosas hace de media en toda su vida una persona,
casi ninguna llega a mil.
Por eso, insisto.
Tanto en el poder de la verdad y las palabras.
Porque aunque sé que decimos lo de tengo mil cosas que hacer
para referirnos a que tenemos mucho lío,
te aseguro que repetirte una y otra vez
que tienes mil cosas que hacer
solo sirve para que tú mismo te generes la sensación
de no saber ni por dónde empezar a resolver.
Pero si fueses honesto y te dijeras la verdad,
te darías cuenta de que en realidad
lo que seguramente tienes no son mil cosas que hacer,
sino un par de decisiones importantes que tomar.
Y siento ser yo quien te lo diga,
pero hasta que no las tomes, lo único que cambiará
será que la sensación de que tu vida está estancada
y cada segundo que pasa pesa más, aumentará.
Otra de las cosas que aprendí durante el brote
fue que la locura no te permite dejar ninguna decisión
para más tarde.
Nada se queda sin hacer simplemente por pereza.
La pereza no existe.
En cuanto se cruza en tu camino una señal
que indica que debes actuar
si no quieres que pase esto o aquello, actúas.
Siempre, absolutamente siempre,
estás ocupado con lo que en ese momento
es según tu cabeza lo único que importa justo ahora.
Y eso es algo que decidí recuperar de la locura.
Así que recuerda,
no todo es igual de urgente.
Si te hubieras leído detrás del ruido lo sabrías.
Bueno, en fin, que esta es la noticia.
Un poco noticia de vida hoy.
Por lo demás, si no sabes qué comer,
hazte salmón a la plancha.
La frase de hoy es
más vale pájaro en mano que ciento volando.
O sea, que significa que si haces todo
al final no vas a hacer nada bien.
Y poco más. Hasta aquí el informativo.
Os quiero muchísimo. A hacer cosas.
Mírame, hostia, mírame. Esto es urgente.
Te quiero. Pasa buen día.
Nos vemos mañana, si quieres. No es ley.