En la biología de la escuela siempre nos han enseñado que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen...
La alucinante plasticidad neuronal
Hace un tiempo publicamos dos artículos muy interesantes. En uno, "La extracción de la mitad de cerebro mejora la vida de jóvenes epilépticos", se mostraba la increíble capacidad del cerebro para aprender y reorganizarse si es estimulado, a través de la historia de niños que eran capaces de volver a hablar después de que les fuese extirpado el hemisferio izquierdo del cerebro, debido a presentar epilepsias muy intensas; y en el otro, "¿Cuál es el límite del cerebro?", se describían los "mágicos" resultados de las investigaciones sobre estimulación transcraneal, logrando mejoras de hasta un 250% en la velocidad de aprendizaje (que también se pueden lograr con libertad emocional). A partir de ello propusimos una vía de investigación, "¿pueden las máquinas mejorar nuestro cerebro?", que parecería haber sido "escuchada" a tenor del procedimiento que te presentamos a continuación, en el que gracias a la estimulación eléctrica directa han conseguido transferir el área del lenguaje al hemisferio derecho en tiempo record para poder extirparle un tumor a un joven de 17 años. Todo un avance que confirma las maravillas que están por venir.
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Artículo original en sevilla.abc.es
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El chico está libre de epilepsia y pudo volver a hablar a los siete días
Neuroplasticidad: ¿qué es?
La neuroplasticidad es la capacidad intrínseca del cerebro para modificar sus estructuras y sus conexiones en función de estímulos externos. Se trata de una función exclusiva del cerebro, que no se da en ningún otro órgano, y de gran importancia biológica, pues subyace a procesos fisiológicos claves, como la formación de memoria o la adaptación al medio.
La plasticidad neuronal, como también se le conoce, permite hacer frente a determinados daños cerebrales, consiguiendo que partes del cerebro que antes tenían otras funciones asuman las afectadas por un daño. Esta propiedad es más evidente en el cerebro joven o en formación que en el de una persona de más edad, como se ha dado con Jose, un joven de 17 años que ha ganado calidad de vida gracias a los profesionales del Hospital Regional y a su cerebro.
Jose
Apenas tenía 6 años cuando a causa de sus ataques epilépticos se le diagnosticó un tumor en el cerebro. La proximidad al área del lenguaje provocó que los médicos no lo extirparan en su totalidad y con los años las crisis aumentaron al igual que la masa tumoral. Ahora, Jose, un malagueño de 17 años, ha ganado calidad de vida gracias a la intervención de los profesionales del Hospital Regional de Málaga, quienes han conseguido desplazar el habla al hemisferio cerebral contralateral para poder extraer el tumor sin secuelas en el lenguaje.
Es un caso «novedoso», ha subrayado este martes el jefe de servicio de Neurología, Pedro Serrano, quien ha matizado que el paciente «ya había empezado a desplazar el lenguaje a la otra zona del hemisferio», pero sin la ayuda de los facultativos el proceso de recuperación de la comprensión y el habla hubiese tardado años o quizá nunca hubiese culminado. El equipo de profesionales médicos ha logrado acelerar ese desplazamiento, además de erradicar los ataques epilépticos.
Para que el joven no sufriera afasia o pérdida del lenguaje permanente, se planteó la posibilidad de emplear «estimulación eléctrica directa sobre la corteza cerebral para acelerar los procesos innatos de plasticidad neuronal que ya se habían puesto en marcha de forma autónoma». Esto se consiguió gracias a la manta de electrodos que el equipo de la la coordinadora de servicio de Neurofisiología, Victoria Fernández, le colocó sobre la zona lesionada, creando un mapeo cortical que permitía localizar dónde se asentaba la función del lenguaje.
Una vez controlado el desplazamiento del área al hemisferio contralateral, se «inhibió» la función en la zona afectada, ha explicado la doctora Fernández, quien ha mantenido que la craneotomía se llevó a cabo con el paciente despierto para identificar «qué zonas se bloqueaban cuando realizaban estímulos». El objetivo de este grupo de profesionales fue aumentar la plasticidad del otro hemisferio con «suficiente rapidez para poder extirpar el tumor en una semana».
El trabajo de los profesionales de neurofisiología hizo que desapareciese la red neuronal del lenguaje del hemisferio izquierdo y que se potenciara la formación de dicha red en el hemisferio derecho, pasando así al siguiente paso que corría a cargo del neuropsicológico Luis Muñoz, encargado de la estimulación del lenguaje en la nueva zona.
Un juego para recuperar el habla
Que el joven no sintiese «frustración» si las palabras no le salían o no comprendía lo que los médicos le exigían fue una de las prioridades del doctor Muñoz, quien se inventó un juego competitivo para que Jose se motivara sin sentirse mal si no lo conseguía.
El neuropsicólogo le hizo un símil con el tenista Rafa Nadal. «Imaginaos que le inutilizamos la mano izquierda a Nadal, que se la atamos, y le lanzamos pelotas que tiene que parar con la derecha». Las pelotas son los estímulos y la torpeza al principio estará ahí, pero poco a poco se irá desenvolviendo mejor. Así fue el caso con Jose, quien estuvo trabajando con el doctor Muñoz tres horas al día durante siete días seguidos.
«Montamos un programa en el que había estímulos. Primero lenguaje espontáneo, luego repetición de frases, una denominación, designación, luego lectura, escritura y cálculo» asevera el facultativo, que resume añadiendo «la máquina lanza una bola y tú tienes que responder».
Este trabajo de entrenamiento del área del lenguaje en el otro hemisferio fue un paso clave en la recuperación de Jose, quien, además de practicar con el doctor Muñoz por la mañana, reforzaba lo aprendido por la tarde con su madre, que es docente.
Extirpación completa del tumor
Una vez concluido el entrenamiento, la pelota pasaba al tejado de los neurocirujanos. El equipo de Neurocirugía , entre el que se encontraba Guillermo Ibáñez, ya tenían experiencia en cirugías con pacientes despiertos y en cirugía de la epilepsia, se limitaron a resectivar el tumor. Uno de los riesgos de esta fase y una de las preocupaciones de los profesionales es que se infectara, debido a que era una «reoperación». Abrir varias veces y añadir objetos extraños -manta de electrodos- es un hándicap.
«La resección radical se pudo acometer con éxito» asevera Ibáñez, que agradeció la labor de los neurofisiológicos y neuropsicólogos que permitieron a los neurocirujanos conocer «que se podía eliminar ese residuo -tumor- del área funcional de Wenicke que le quedaba sin problemas».
Además, resecaron el área dañada alrededor para controlar las crisis de epilepsia tras la cirugía. Evitando así que el paciente volviese a padecer ataques, uno de los principales problemas del joven, quien sufría todos los días esta problemática y le impedía tener calidad de vida como un chico de su edad.
«Para él la epilepsia era muy inválida. Le impedía relacionarse con los amigos» ha explicado durante su intervención el neuropsicólogo Muñoz, quien se siente satisfecho porque en la actualidad hay un «control absoluto» de sus crisis.
La novedad del caso
Los profesionales han explicado durante la presentación del caso, que la edad de Jose ha sido «fundamental» para que saliese con éxito. Pese a que se han realizado intervenciones similares, la diferencia es que fueron llevadas a cabo con pacientes con tumores malignos que comprometían sus vidas, donde los facultativos no se plantean la eliminación de la epilepsia.
El doctor Serrano ha subrayado que se han aplicado técnicas conocidas, en las que se ha acelerado un proceso natural de neuroplasticidad, permitiendo resecar «sin secuelas» el tumor benigno en un área cerebral «muy importante, relacionada con una red elocuente cerebral, en este caso, relacionado con el lenguaje».
Tras el éxito del caso de José se dan nuevas esperanzas a pacientes que quizá se desestiman, especialmente aquellos que padecen epilepsia y que no responden a los fármacos. Las secuelas que pueden ocasionar estas intervenciones siempre ha sido un gran temor para los médicos, pero gracias al método empleado por los profesionales del Hospital Regional arrojan luz y calidad de vida a muchos enfermos.