Cuando nos enteramos del embarazo normalmente el único síntoma es la falta de la regla. Sin embargo, algunas mujeres notan algo, muchas perciben que el olfato y/o el gusto son diferentes. En estos primeros momentos es importante hacer una revisión de mis hábitos de vida: Horas de sueño, alimentación y ejercicio. Y poco a poco, hay que revisar también la situación emocional, energética y mental en la que se encuentra la futura madre. Muchas mujeres creen que saben todo lo que hay que saber para tener un hijo, sin embargo, cuando empezamos a profundizar, surgen lagunas, miedos y asuntos que no habíamos pensado.

Es importante informarse y conocer el proceso para llegar a él de la mejor manera posible. Porque, en este y en muchos otros asuntos trascendentales de la vida, en el proceso de aprendizaje que nos proporciona esta sociedad, falta la información más importante. De hecho, toda la información que una mujer occidental recibe a lo largo de su vida relativa al embarazo y al parto está dirigida a algo muy distante de la confianza, el empoderamiento y el acto verdadero de parir.

Para avanzar en el camino hacia la autoconfianza, es importante informarse bien. En este y otros videos de la serie iremos analizando diferentes aspectos de este proceso maravilloso que es gestar y parir a una persona.

Temas tratados

• 00:00 Presentación
• 00:22 El primer trimestre de gestación
• 01:42 La experiencia personal como fuerza de cambio de paradigma
• 03:31 Cambios en el 2º embarazo como aprendizaje del primero
• 05:10 Papel de la pareja en el embarazo
• 07:36 Consejos a tener en cuenta para el primer trimestre
• 09:39 Descodificación bioemocional de las molestias del embarazo
• 12:10 Consejos sobre comidas y mejora de la circulación sanguínea
• 13:19 Preparación física
• 15:12 Conocer mi útero
• 16:49 Útero sexualidad y equilibrio emocional
• 19:25 Represión sexual y gestación
• 21:29 Parto orgásmico
• 23:56 Consejos para cuidar la espalda.

El Primer trimestre

El cuerpo

Los cuidados básicos: El primer trimestre se empieza a modificar el cuerpo para lo que vendrá después. Es muy importante la hidratación por dentro y por fuera. Beber mucha agua y líquidos, hidratarse la piel de todo el cuerpo, con aceite de almendras dulces, por ejemplo.

Además, en este primer trimestre son frecuentes los mareos, nauseas y otras molestias gestacionales, que es posible sanar.

Es importante comer muchas veces poca cantidad. No debemos quedarnos con el estómago vacío en estos primeros meses. El cuerpo está haciendo un esfuerzo importante y debemos mantenerlo con suficientes energías.

Cuanto antes nos preparemos para el parto mejor. El ejercicio suave es muy beneficioso. Estamos más flexibles que nunca y nos viene bien cuidar y fortalecer la espalda. Por otro lado, cuidaremos la circulación de las piernas y caminaremos con frecuencia. Nuestra forma de ver y mover las caderas y el útero es más importante de lo que creemos.

El dolor

Desde el siglo XVI se han estudiado los partos y el dolor del parto, y se ha descubierto que en tribus alejadas del mundo civilizado las mujeres tenían ritos de danzas del vientre, con mucha sensualidad, para el propio goce y disfrute, en las que se hacían muy conscientes de su sexualidad, y que parían sin dolor.

Es importante empezar lo antes posible a ser consciente del propio cuerpo, a comunicarnos con él, a hacer respiraciones conscientes y a prestar atención a los mensajes que el cuerpo nos transmite.

Lo ideal es conocer el propio cuerpo y comunicarse con él desde la infancia. Si no lo hemos hecho hasta ahora, no conviene dejarlo para la última fase del embarazo. Cuanto antes mejor. Lo más importante es que desarrollemos una confianza en el cuerpo. La que nos ha sido vedada hasta ahora.

Los seres humanos del “mundo civilizado” hemos separado el parto de nuestra identidad sexual. El “progreso” ha perjudicado de una manera terrible el mundo del parto. El hombre ha metido este proceso fisiológico natural de la mujer sana en el hospital. Nos tratan como enfermas cuando estamos sanas. Y nos tumban boca arriba en una cama para comodidad del médico, cuando está demostrado que no es la posición ideal para parir. De hecho, normalmente esta postura y la inmovilidad dificultan el trabajo del parto.

El útero es un órgano maravilloso, capaz de crecer y albergar una vida y proporcionarle todo lo que necesita. Es un órgano elástico que se mueve de manera involuntaria cuando ocurren ciertos procesos sexuales, como los orgasmos y el parto. Las contracciones del útero no son dolorosas. Los orgasmos son contracciones suaves y placenteras del útero. Pero estamos tan lejos de ver el parto como un acto sexual, que ni siquiera se nos ha ocurrido pensar que podríamos parir sin dolor e incluso con placer. Por eso vamos a centrarnos desde ya en introducir creencias positivas sobre el parto. Vamos a trabajar nuestra percepción del parto a lo largo de todo el embarazo hasta que hayamos creado un nuevo sistema de creencias. Los procesos fisiológicos en condiciones normales de salud se producen sin dolor. Estudios en tribus africanas demuestran que los partos naturales son indoloros. Incluso hay autores que afirman que los dolores del parto ocultan placer. La acción y utilidad de la matriz es concebir y engendrar con placer.

Según los diferentes estudios llevados a cabo por diversos autores (referencias más abajo), en lugares donde no había una fuerte dependencia de la religión, los partos se desarrollaban sin dolor, en el S. XVI Montaigne afirmaba que había pueblos enteros donde se desconocía el dolor en el parto. Una mujer respetada y libre se siente más capacitada y segura para parir que una mujer sometida y poco valorada.

Nuestro cerebro marca el tono, el ritmo: dirige la orquesta. Nuestro cuerpo obedece. Si dejamos el miedo, si aprendemos a confiar, si dejamos a la naturaleza actuar, el cuerpo sabe lo que tiene que hacer.

Los movimientos del útero

¿Cómo es el útero? El útero es un órgano asombroso, que se mueve según las necesidades. Durante el embarazo, las fibras que lo componen están muy cerradas en la parte de abajo para mantenerlo cerrado y sostener el peso del niño.

El dispositivo de cierre y apertura está determinado por el sistema neuroendocrino y neuromuscular, que depende de la sexualidad de la mujer. Es un dispositivo que se abre en el orgasmo y en el proceso de excitación previa.

Cuando llega el parto esas fibras se van retirando hacia arriba lentamente, con las contracciones. El útero experimenta un movimiento hacia arriba y se pone duro en cada contracción, para ir liberando al bebé. Es como una bolsa que hay que estirar hacia arriba para que libere su contenido. Los haces longitudinales y los transversales trabajan a la vez, pero con movimientos contrarios. Los longitudinales se tensan mientras los circulares o transversales se destensan. Los haces longitudinales están conectados al sistema nervioso parasimpático y los circulares rodean el útero de lado a lado y están inervados al sistema nervioso simpático. El parasimpático se activa en el estado de relajación y el simpático en situaciones de estrés.

El cérvix, la puerta de salida del niño, no dilata si hay estrés. Cuando el útero quiere hacer el trabajo, los haces circulares están cerrados. Esto impide que los movimientos del útero sean efectivos y eso genera un dolor que no es otra cosa que resistencia, y que hasta ahora se consideraba normal.

Información sobre el miedo

El miedo no permite la relajación de los haces circulares del útero, porque es incompatible con cualquier acto sexual. La actividad sexual está relacionada con la confianza, la relajación, la activación del nervio vago, el entorno amable y el apagado del sistema nervioso simpático y del neocórtex.

Entender el parto como un acto sexual implica una aproximación a la sexualidad femenina diferente a la establecida en la dominación patriarcal, exclusivamente falocéntrica. Estudios de Ramón Serrano Vicens, Alfred Kinsey, Juan Merelo-Barberá, Claude Schebat, Masters, Johnson. Informe Hite (Shere Hite) demuestran que la sexualidad y el parto están íntimamente relacionados. Una mujer conectada a su sexualidad y segura de sí misma en su faceta sexual, será sueña de sí misma durante el parto y no estará sometida al miedo y a la falta de confianza. La violencia interiorizada y la poca divulgación de estas informaciones explica nuestra ignorancia.

El parto con dolor tiene que ver con la sociedad patriarcal, con la inhibición de la sexualidad desde la infancia, la negación de nuestros cuerpos. Y esta negación se convierte en violencia contra nuestras criaturas. Además de todas las consecuencias que esta violencia produce en los partos, la neurología ha comprobado que esta manera de proceder, los partos con violencia, son una causa inmediata del carácter agresivo y violento de las personas.

La sexóloga Maryse Choisy, en los 60 hizo un seguimiento de la sexualidad de 195 mujeres, y de él se entiende que el útero es el centro del sistema erógeno de la mujer y actúa como una caja de resonancia del placer. En el cuello del útero. El orgasmo más profundo e intenso es en realidad un orgasmo del útero. No es casualidad que muchas mujeres experimentan una mayor sexualidad durante el embarazo.

Nos han educado para estar lejos de nuestro útero. No se han trabajado las conexiones neuromusculares entre el cerebro y el útero. Nos hacemos adultas sin sentir el útero. Y ESTO VIENE DE MUY ANTIGUO. El castigo divino del Dios: la mujer será dominada por el varón, “pondré enemistad entre tú y la serpiente” (la serpiente en la antigüedad era la sexualidad de la mujer) y parirás con dolor. Las creencias se han interpuesto entre la mujer y su útero.

En la sociedad civilizada patriarcal se da por hecho que el orgasmo femenino es del clítoris y de la vagina, no se plantea que llegue a las profundidades del útero, y sin embargo llega. De hecho, la vagina es el canal que conduce al verdadero órgano sexual de la mujer: el útero. Antiguamente sí se consideraban los movimientos del útero de la mujer en los tratados de medicina. Pero se consideraban malos o lascivos.

Las emociones

Las inquietudes que van a apareciendo desde los primeros días de nuestro nuevo estado deben ser atendidas: ideas, dudas, miedos, inseguridades, etc. Estas emociones nos están dando una información muy valiosa de nuestro estado interior, y deben ser liberadas para sanar el conflicto que muestran. Por ejemplo, el parto doloroso, peligroso y penoso como se ha concebido en el transcurso de nuestro desarrollo cultural, crea un miedo de expectación responsable de los dolores. Damos por hecho que el parto duele. Es interesante trabajar este miedo para que lleguemos al parto llenas de confianza, seguridad y poder.

También pueden surgir otras emociones relacionadas con nuestras sensaciones de inseguridad o con nuestros recuerdos de infancia, la relación con nuestros padres, nuestra historia, etc. Todos ellos pueden ser liberados. El trabajo en el embarazo es, por supuesto, físico, pero no debemos olvidar lo emocional, mental y energético.

Es muy interesante aprender a manejar las emociones y a liberar los bloqueos en cualquier momento de la vida, pero en este es especialmente beneficioso porque al trabajar tus emociones estás ayudando también a tu hijo. Si aligeras tu mochila emocional, estás liberando también a tu bebé: No tendrá que heredar tus conflictos no resueltos. (En la Asociación Libertad Emocional puedes acceder a Sesiones de libertad emocional y a talleres sobre embarazo y parto).

Nota: Este texto contiene información contenida en el Libro Pariremos con placer, de Casilda Rodrigáñez. Recomendamos su lectura.